EL DIOS QUE YO CONOZCO

35.02. 2 JUAN - Autor

La cuestión de la paternidad literaria queda resuelta hasta cierto grado con las dos primeras palabras de la epístola: "el anciano", pero la identidad del "anciano" aún debe estudiarse.

El consenso de los eruditos se inclina a favor de Juan como el autor y, por lo general, se concuerda en que el título "anciano" es singularmente adecuado para el anciano apóstol que sobrevivió largamente a sus compañeros de ministerio.

Si Juan estaba escribiendo a un individuo o a un grupo que le era bien conocido, no tenía necesidad de usar otra identificación fuera del calificativo afectuoso con que ya era conocido por sus lectores.

La identificación del "anciano" depende en gran medida de la relación que se descubre entre la segunda epístola y la primera, y entre ambas y el cuarto Evangelio.

Las similitudes evidentes entre la segunda carta y la primera sugieren un autor común.

La palabra "anticristo" es exclusiva del vers. 7 y de 1 Juan 2: 18, 22; 4: 3.

En cuanto al estilo similar, compárese:

"andando en la verdad" (2 Juan 4) con "andamos en luz" (1 Juan 1: 7);

"un nuevo mandamiento" (2 Juan 5) con "un mandamiento nuevo" (1 Juan 2: 8);

"nos amemos unos a otros" (2 Juan 5; 1 Juan 3: 11);

"tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 9) con "tiene al Hijo"(1 Juan 5: 12).

Como se presentó en la introducción de la primera epístola, hay razones válidas para aceptar al apóstol Juan como el autor de esta carta así como del Evangelio que lleva su nombre. Si se aceptan esas razones, también puede aceptarse que Juan es el autor de esta epístola.