EL DIOS QUE YO CONOZCO

34.03. 1 JUAN - Marco histórico

En la epístola no hay ninguna referencia específica al autor, a las personas a las cuales fue dirigida la carta, al lugar desde el cual fue escrita, o al tiempo cuando se escribió, por lo tanto, las conclusiones relativas a su marco histórico tienen que deducirse de la evidencia interna.

Esa evidencia debe unirse estrechamente con las conclusiones aceptadas acerca del autor y la fecha del cuarto Evangelio.

Nosotros aceptamos que Juan es el autor del Evangelio y también de esta epístola, y por tal razón la pregunta más importante es la siguiente: ¿Cuál de los dos se escribió primero, el Evangelio o la epístola?

No es posible dar una respuesta definitiva, y la opinión de los eruditos se ha inclinado en una u otra dirección; pero es difícil negar que la epístola presupone el conocimiento que ya tenían los cristianos del Evangelio de Juan, y que se apoya en él. Si se le da su debido valor a este argumento, entonces parece que la epístola fue escrita después que el Evangelio y hasta podría pensarse que fue un apéndice de él.

Además, es fácil reconocer que antes de registrar por escrito sus recuerdos y profundas meditaciones, el apóstol tuvo que haber pensado mucho en cuanto al contenido de su Evangelio y haberlo enseñado a su grey. Por eso es posible que la epístola sea anterior al Evangelio.

Por éstas y otras consideraciones más técnicas no es posible que por la evidencia interna se llegue a una conclusión firme en cuanto a las fechas de la escritura de ambos libros.

Pero lo que sí es claro es que la epístola fue escrita por un anciano al que le parecía apropiado dirigirse a sus conversos como a "hijitos", (cap. 2: 1, 12, 18, 28; 3: 7, 18; 4: 4; 5: 21).

No se dice a quiénes se dirigió la carta, pero es obvio que fue enviada a un grupo conocido de cristianos con los cuales tenía trato personal el reverenciado autor. Todavía no se ha presentado ninguna razón concluyente para rechazar la tradición, ampliamente aceptada, de que Juan la escribió en su ancianidad para los creyentes de Efeso, o de Asia Menor, donde él había ejercido su ministerio.

La fecha cuando se escribió podría ubicarse entre el año 90 y el 95 d. C. (ver El apostol Juan).

Hay evidencias de que la epístola existía a comienzos del siglo II:

Policarpo, que tiene fama de haber conocido personalmente a varios de los apóstoles, emplea palabras que se parecen mucho a 1 Juan 4: 3 (Epístola de Policarpo a los Filipenses VII , c. 115 d. C.).

Eusebio afirma: "Entre los escritos de Juan, además del Evangelio, es admitida sin controversia alguna su primera epístola, tanto por los más recientes cuanto por todos los antiguos" (Historia Eclesiástica III, 24, 17).

Ireneo (c. 200d. C.) identifica varios versículos que cita como procedentes de la primera y la segunda epístolas de Juan (Ireneo, Contra herejías III. 16. 5, 8).
El Fragmento Muratoriano (c. 170 d. C.) no sólo incluye en su canon la primera epístola y la segunda, sino que las atribuye al apóstol Juan.

Por lo tanto, es evidente que la primera epístola fue reconocida como legítima desde muy antiguo y su lugar en el canon está firmemente afianzado.