EL DIOS QUE YO CONOZCO

10.04. El canon entre los cristianos de habla siríaca

La formación del canon siguió un curso diferente en la iglesia de habla siríaca, que estaba al este de los límites de la Roma imperial, en la zona del alto Eufrates, Mesopotamia y Persia.

El cristianismo se arraigó hondamente en esa zona durante el siglo II, y quizá los Evangelios fueron traducidos al siríaco antes de 200 d. C. como lo indican los manuscritos Curetoniano y Sinaítico de los Evangelios.

Sin embargo, esos Evangelios parecen haber sido usados mucho menos que el Diatesarón, la armonía de los Evangelios preparada por Taciano quizá unos pocos años antes.

Durante los siglos III y IV la iglesia siria conocía el Evangelio casi exclusivamente mediante el Diatesarón.

Los dirigentes de la iglesia siria, tales como Teodoreto de Ciro y Rábula de Edesa, se esforzaron mucho en el siglo V por eliminar el Diatesarón y reemplazarlo por "el Evangelio de los separados", nombre que se daba a los cuatro Evangelios. Poco se sabe del uso que antiguamente se dio entre los de había siríaca a otros libros del Nuevo Testamento.

Según la Doctrina de Addaí, escrita hacia 350 d. C., parece que las epístolas de Pablo y los Hechos de los Apóstoles se usaban en las iglesias siríacas, junto con el Antiguo Testamento y el Diatesarón; pero no se sabe desde cuándo las iglesias de habla siríaca conocieron esos libros, o si tenían las epístolas generales y el libro del Apocalipsis.

Una lista del siglo III de los libros del Nuevo Testamento, en siríaco, encontrada en el monasterio del monte Sinaí enumera sólo los cuatro Evangelios, los Hechos y las epístolas de Pablo, incluso Hebreos.

Una nueva traducción siríaca, la Peshito, apareció con un decidido apoyo eclesiástico a comienzos del siglo V. Reemplazó al Diatesarón con los cuatro Evangelios separados y también contenía los Hechos, 14 epístolas de Pablo, 1 Pedro, 1 Juan y Santiago. De modo que el Nuevo Testamento siríaco consistía de 22 libros, y así permaneció durante muchos años.

Como resultado de las controversias cristológicas del siglo V, y por presión del Occidente, algunos cristianos de habla siríaca aceptaron el canon de 27 libros, mientras que otros retuvieron sólo 22.